El manejo de los residuos sólidos es una responsabilidad de todos, tanto de quienes
los generen como de quienes les corresponden atender la prestación del servicio de
aseo en todos sus componentes. Sin embargo, ni los unos ni los otros han tomado
verdadera conciencia de la grave problemática que ha significado y que sigue siendo
el descuidado manejo de los residuos sólidos en Colombia, en donde se generan
diariamente cerca de 27.500 toneladas de residuos sólidos, de las cuales el 40.7%
(11.150 toneladas) se producen en las cuatro grandes ciudades capitales1. La
producción de residuos en el resto de las capitales departamentales, representa el
18.7% del total nacional y el 40.6% se genera en los 1.054 municipios restantes2.
Ni las amas de casa, ni los empresarios, ni los comerciantes, y lo que es mas grave
aún ni las autoridades en la generalidad de los casos tienen mayor preocupación por
resolver de forma integral, adecuada, perdurable y efectiva el manejo de los residuos
sólidos, comúnmente conocidos como “basuras”.
Como si la situación no fuera suficiente, a esta preocupante realidad se le suma la
continua e intensa presencia de “expertos de maletín” en el manejo de las “basuras”
que proponen en el mejor de los casos tecnologías de difícil adopción, incluso por
países con ingreso per cápita altos, y en otros, fórmulas mágicas que ni ellos mismos
entienden pero que promocionan en el afán de lograr concretar contratos jugosos de
consultoría con algunos municipios desprevenidos.
Es cierto que las “basuras” son un potencial de ingreso significativo, no tanto como se
quiere hacer ver en foros y seminarios, prueba de ello es que muchos habitantes de la
calle han encontrado en el “reciclaje informal” una forma de sustento para sobrevivir,
pero mucho más lo han advertido quienes explotando a aquellos, sometiéndolos a
condiciones infrahumanas de trabajo, reciben los verdaderos y jugosos beneficios de
esta actividad informal. Esto no es otra cosa que la explotación de la pobreza
absoluta, y por ello hay que decirlo con claridad, ese es un sistema de
aprovechamiento -reciclaje informal- que no debe ni puede fomentarse.
Como se dijo, todos tenemos gran responsabilidad en la solución del problema, pero
la verdad es que el Estado, en cabeza de los municipios y distritos, es el llamado a
liderar y gestar la solución adecuada para el manejo de los residuos sólidos de
manera integral. En buena hora el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo
Territorial con la expedición del Decreto 1713 de 2002, introdujo el concepto de
gerencia en el tema y definió la necesidad de adoptar un instrumento de planificación
valioso como es la obligatoriedad de que los municipios y distritos formulen, adopten,
pongan en marcha y mantengan actualizado su respectivo Plan de Gestión Integral de
Residuos Sólidos, PGIRS, el cual si bien tiene una connotación municipal es
recomendable y perfectamente posible promover soluciones de carácter regional,
conforme lo ha señalado el Ministerio en la definición de su política en la materia.
Debe llamarse proactivamente la atención de las autoridades locales en el sentido que
esta obligación no debe asumirse como una exigencia legal de producir un documento
más. Es en realidad la definición debidamente planificada de cómo abordar en el
municipio y en la región el manejo integral de los residuos sólidos, de manera que
dependiendo del rigor con que se aborde este trabajo, y en eso ayuda mucho la
metodología que el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial adoptó
con la expedición de la Resolución No. 1045 de 2003, los resultados del mismo
podrán advertirse con un claro efecto en el mejoramiento de la calidad de vida de sus
habitantes.
Es preciso que los alcaldes y concejos destinen recursos significativos para abordar
de forma efectiva la solución de este problema ambiental, del territorio y social, a lo
que están en la obligación y deber de contribuir las gobernaciones y las corporaciones
autónomas regionales como las unidades ambientales urbanas.
los generen como de quienes les corresponden atender la prestación del servicio de
aseo en todos sus componentes. Sin embargo, ni los unos ni los otros han tomado
verdadera conciencia de la grave problemática que ha significado y que sigue siendo
el descuidado manejo de los residuos sólidos en Colombia, en donde se generan
diariamente cerca de 27.500 toneladas de residuos sólidos, de las cuales el 40.7%
(11.150 toneladas) se producen en las cuatro grandes ciudades capitales1. La
producción de residuos en el resto de las capitales departamentales, representa el
18.7% del total nacional y el 40.6% se genera en los 1.054 municipios restantes2.
Ni las amas de casa, ni los empresarios, ni los comerciantes, y lo que es mas grave
aún ni las autoridades en la generalidad de los casos tienen mayor preocupación por
resolver de forma integral, adecuada, perdurable y efectiva el manejo de los residuos
sólidos, comúnmente conocidos como “basuras”.
Como si la situación no fuera suficiente, a esta preocupante realidad se le suma la
continua e intensa presencia de “expertos de maletín” en el manejo de las “basuras”
que proponen en el mejor de los casos tecnologías de difícil adopción, incluso por
países con ingreso per cápita altos, y en otros, fórmulas mágicas que ni ellos mismos
entienden pero que promocionan en el afán de lograr concretar contratos jugosos de
consultoría con algunos municipios desprevenidos.
Es cierto que las “basuras” son un potencial de ingreso significativo, no tanto como se
quiere hacer ver en foros y seminarios, prueba de ello es que muchos habitantes de la
calle han encontrado en el “reciclaje informal” una forma de sustento para sobrevivir,
pero mucho más lo han advertido quienes explotando a aquellos, sometiéndolos a
condiciones infrahumanas de trabajo, reciben los verdaderos y jugosos beneficios de
esta actividad informal. Esto no es otra cosa que la explotación de la pobreza
absoluta, y por ello hay que decirlo con claridad, ese es un sistema de
aprovechamiento -reciclaje informal- que no debe ni puede fomentarse.
Como se dijo, todos tenemos gran responsabilidad en la solución del problema, pero
la verdad es que el Estado, en cabeza de los municipios y distritos, es el llamado a
liderar y gestar la solución adecuada para el manejo de los residuos sólidos de
manera integral. En buena hora el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo
Territorial con la expedición del Decreto 1713 de 2002, introdujo el concepto de
gerencia en el tema y definió la necesidad de adoptar un instrumento de planificación
valioso como es la obligatoriedad de que los municipios y distritos formulen, adopten,
pongan en marcha y mantengan actualizado su respectivo Plan de Gestión Integral de
Residuos Sólidos, PGIRS, el cual si bien tiene una connotación municipal es
recomendable y perfectamente posible promover soluciones de carácter regional,
conforme lo ha señalado el Ministerio en la definición de su política en la materia.
Debe llamarse proactivamente la atención de las autoridades locales en el sentido que
esta obligación no debe asumirse como una exigencia legal de producir un documento
más. Es en realidad la definición debidamente planificada de cómo abordar en el
municipio y en la región el manejo integral de los residuos sólidos, de manera que
dependiendo del rigor con que se aborde este trabajo, y en eso ayuda mucho la
metodología que el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial adoptó
con la expedición de la Resolución No. 1045 de 2003, los resultados del mismo
podrán advertirse con un claro efecto en el mejoramiento de la calidad de vida de sus
habitantes.
Es preciso que los alcaldes y concejos destinen recursos significativos para abordar
de forma efectiva la solución de este problema ambiental, del territorio y social, a lo
que están en la obligación y deber de contribuir las gobernaciones y las corporaciones
autónomas regionales como las unidades ambientales urbanas.
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